domingo, 19 de febrero de 2017

EEUU envía un portaaviones al Mar del Sur de China

Imagen satelital que muestra el arrecife Mischief en el Mar del Sur de China, el 24 de julio de 2016 (Efe).
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Estados Unidos envía un portaaviones a las disputadas aguas del Mar del Sur de China. Washington ordenó este sábado el despliegue del USS Carl Vinson como parte de unas operaciones marítimas "rutinarias", acompañado del destructor USS Wayne E. Meyer, según anunció la Marina estadounidense en un comunicado. El Vinson transporta más de 60 aviones de combate, incluidos cazas F/A-18.

El despliegue llega en medio de una tensión creciente entre Washington y Pekín a cuenta de las disputas territoriales en el Mar del Sur de China y las relaciones comerciales, ahora que el presidente Donald Trump ha adoptado una posición hacia el gigante asiático más combativa que la de su predecesor, Barack Obama. Las críticas del republicano a China por su política comercial y la conversación telefónica que mantuvo con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, poco después de ganar las elecciones, han provocado un cruce de acusaciones entre las dos potencias. La llamada de Trump a la mandataria taiwanesa daba a entender que EEUU ponía en duda la política de "una sola China" que mantenía desde 1979, por la que únicamente reconoce como interlocutor a Pekín y no mantiene relaciones diplomáticas con Taiwán, considerada por los chinos una provincia rebelde.

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El Mar del Sur de China es actualmente una de las zonas más 'calientes' del planeta. Las islas que se sitúan en sus aguas -principalmente las Paracel, reclamadas por China, Taiwán y Vietnam, y las Spratly, reivindicadas por China, Brunei, Malasia, Filipinas y Vietnam y en las que Pekín ha emplazado instalaciones militares- se consideran claves para controlar una de las áreas de mayor importancia geoestratégica del mundo. La región es una de las principales rutas comerciales marítimas, por la que circulan la mitad del tráfico mundial de barriles de petróleo y más de la mitad de las mercancías. Se cree además que bajo sus aguas se esconden importante recursos energéticos, aunque el conflicto ha impedido que se realicen exploraciones para estimar las posibles reservas.

Pekín instaló un sistema de misiles tierra aire en las Paracel el pasado año, según denunció por aquel entonces Taiwán y confirmó Washington. Además, China estaría construyendo en esas aguas un nuevo radar capaz de detectar los cazas estadounidenses de tecnología más avanzada, según un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington. Dicho informe sostiene que la construcción se está llevando a cabo en una de las islas artificiales de las Spratly.




Durante su confirmación en el cargo, el nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, declaró que debería impedirse el acceso de China a las islas en disputa. Este miércoles, el ministro de Exteriores chino afirmó que estaba al tanto del despliegue del portaaviones Vinson y advirtió a Washington sobre las "amenazas a su soberanía" en la región. "China respeta la libertad de navegación y vuelos sobre el Mar del Sur de China, que los países realizan bajo la ley internacional, pero se opone firmemente a los intentos de cualquier país de minar la soberanía y la seguridad de China", dijo el portavoz de Exteriores, Geng Shuang.

Tillerson se entrevistó este viernes con su homólogo chino, Wang Yi, en el primer encuentro cara a cara entre representantes de alto nivel de las dos mayores economías desde la llegada a la presidencia de Trump. La cita tuvo lugar durante la reunión de ministros de Exteriores del G20 (Grupo de los Veinte) que se celebra en Bonn, Alemania, y abordó "cuestiones bilaterales" y "materias de interés mutuo", según la agencia de noticias china Xinhua.

Mark Toner, portavoz de la Secretaría norteamericana de Estado, explicó tras el encuentro en un comunicado que los dos diplomáticos "debatieron esfuerzos para hacer avanzar la cooperación bilateral a la vez que se confrontan las diferencias de una manera constructiva". Tillerson, según el portavoz estadounidense, destacó asimismo el "riesgo creciente" que supone el programa nuclear y de misiles de Corea del Norte y exigió a Pekín, su único aliado, emplear "todos los instrumentos disponibles" para moderar la "conducta desestabilizadora" de Pyongyang.


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